
Detalle de la célebre ``La Escuela de Atenas`` o ``La Academia`` de Rafael Sanzio.
La Fundación UCLEA considera como principios fundamentales de su creación, los derechos universales del ser humano, sus valores morales y éticos, así como sus obligaciones. Los eventos imperantes en esta época han llenado de resentimiento y desconfianza a las comunidades; en un tiempo de inseguridad, violencia, desinterés, desintegración familiar y falta de oportunidades, nos hemos visto obligados a decidir entre el franco asilamiento o la indiferencia, rodeados de un halo de temor y desasosiego. Hemos de ser sinceros y aceptar que nuestro tiempo se ha convertido en el verdugo de las malas propuestas, las respuestas tardías y el abandono hacia los valores y tradiciones de la sociedad.
Mucho se ha dicho sobre las posibles soluciones, sobre las medidas que puedan responder a las circunstancias actuales, pero siempre como respuesta correctiva urgente y poco se dice de las medidas que logren cambiar el entorno en mediano y largo plazo. Existe una gran diferencia entre responder a lo inmediato y no atender lo necesario, para darle continuidad al cambio que requerimos en todos los ámbitos de una sociedad creciente, como en la que todos vivimos.
Es imperante establecer las soluciones que garanticen una verdadera respuesta a los males presentes y estamos convencidos que dichas soluciones están en el futuro mediato, a través de cambios sustanciales en el ser humano. Es en el niño y en el joven, futuros ciudadanos, en donde con seguridad se encontrará la respuesta, es en ellos en donde se pueden sembrar las semillas de la cordura, la tolerancia, el respeto y el amor hacia los demás. La integridad que se forje en este momento en cada pequeño ser, que está en preparación y desarrollo, será el fruto esperado para el cambio que deseamos en nuestra sociedad.
La Fundación UCLEA cree con firmeza que es en las nuevas generaciones en donde radica la tierra fértil, susceptible a ser guiada y trasformada para un futuro prometedor y anhelado. Pero, no son las nuevas generaciones las que podrán corregir el rumbo por sí mismos, tenemos la necesidad de orientarlos y dirigir sus expectativas hacia un nuevo horizonte y qué mejor herramienta que el mayor complemento de la formación de un ser humano: sus maestros. Docente que consiguen dejar honda huella en la mente y el espíritu del educando, con su ejemplo, cultura y preparación meticulosa en las cosas buenas de la vida, los que tienen el material y la experiencia en las destrezas de las decisiones oportunas y razonadas y que pueden incrementar y ver superada la fe y la esperanza del pueblo que en sus aulas y, ante su presencia, se forma día con día.
Este es el sustento de nuestra razón de ser, apoyemos al educador en su desempeño y su encomienda, démosle el refuerzo a su brillante labor y alcanzaremos el perfecto resultado en nuestros hijos; hemos de cambiar al mundo a través de ellos y obtendremos el fruto de este esfuerzo en el futuro de quienes ahora dependen de nosotros; llegará el momento de las decisiones y seguramente nuestros hijos sabrán tomarlas, en beneficio de ellos y de los que serán su responsabilidad, en su momento.
